Cuento: El muro de Chung Kyu-ung

nivel C1

 

El Muro    de Chung Kyu-ung

Desde hacía tiempo a mi padre le llamaban por el apodo de «Don Perro», en nuestra aldea, debido a que se había ganado la vida robando perros, sacrificándolos y vendiéndolos en los restaurantes que servían su caldo, y con eso nos habíamos mantenido  los tres ,mi padre,mi hermana de dieciocho años y yo; por lo cual ese  apodo no era del todo inmerecido.No era sólo eso, corrían también rumores, un tanto dudosos, de que mi padre había tenido algo con alguna perra.Si eso era cierto,»Don Perro» era  el apodo que mejor le venía.
Tan sólo con sus manos embadurnadas de mantequilla, podía atrapar toda clase  de perros que anduvieran rodando por las calles.Incluso un pastor alemán del tamaño de un becerro, que había concluido los seis meses de entrenamiento en un centro de adiestramiento para perros profesionales; una vez que era seducido con la hábil técnica de mi padre, se daba por vencido y venía detrás de él meneando la cola. En nuestra aldea, mi padre tenía ya dos discípulos. Uno era un tal señor Cheon que ,aunque su verdadero oficio era conductor,siempre que cogía el volante iba directamente a la cárcel y por eso,era llamado «el conductor de accidentes»,y el otro era el señor Bang que,según dicen, había causado baja  del Ejército de forma poco honorable.Sin embargo, eran muy torpes en la faena y  muchas eran las veces que regresaban con una mordedura de la fiera en el muslo.
Mi padre regresaba a la aldea con el perro encadenado a la parte trasera de la bicicleta, y volvía a casa pedaleando,con júbilo y sonando el timbre. Venía exaltado en ella, como un cazador que se enorgullece mostrando el animal fruto de su hazaña. No sabía muy bien porqué, pero el perro se veía también exaltado. Venía a ratos delante y a ratos detrás de la bicicleta a la que estaba encadenado. Cuando la bicicleta pasaba por delante de nuestras chabolas, los niños, que ya se habían levantado,corrían con todas sus fuerzas detrás de la bicicleta de mi padre.Corrían con ojos soñolientos.
Mi padre creció en una familia de agricultores y se casó con la hija de un agricultor.Sólo poseía unos cuantos arrozales,por lo que tuvo que trabajar como peón en las granjas de la aldea. Siendo tan sólo un campesino pobre,logró casarse con una mujer de belleza excepcional. Mi abuela  paterna, que en paz descanse,no se cansaba de decir entre suspiros :
_ Las mujeres bonitas son unas zorras.
Parece que mi madre había abandonado a mi padre, cuando ya tenían dos hijos. Se fugó con un jugador errante y fué un escándalo no sólo en la aldea de Maepung, sino en todo Dangjin. Eso sucedió hace mucho, cuando yo ni siquiera había dejado de mamar.
_ Mi hijo ha sufrido toda clase de apuros y dificultades por la culpa de esa mujer_ solía decir mi padre a sus amigos en la taberna. Cuando lo hacía, le temblaban las sienes y se le enrojecía la cara.
La verdad es que de pequeños mi hermana y yo vivimos en la aldea de Maepung, sólo con nuestra abuela .Yo creía que habíamos nacido sin padre ni madre. cuando yo tenía cinco años y mi hermana siete, regresó mi padre de quién sabe dónde. Ese año murió la abuela, y nos mudamos a Seúl con él. No sé exactamente lo que  hizo durante esos cinco años,supongo que habrá andado buscando por todo el país, a la mujer que le había abandonado. Habrá aprendido, en esa época, a atrapar perros como ahora lo están haciendo el señor Cheon y el señor Bang.
Robaba un perro en una aldea y se iba a otra a venderlo y así recorría todo el país,de aldea en aldea,en busca de nuestra madre,que lo había traicionado. Esta obsesión de mi padre, en lugar de darme lástima,me provocaba escalofríos de miedo…

Adaptación de Andrea Gavio

 

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