Nivel C1
La lechera, el primer relato, el más antiguo que se conoce, es el de Esopo, gran recopilador de origen desconocido alrededor de 600 a. C. Existen muchas versiones sobre esta historia. Luego del fabulista griego Esopo, otros autores han retomado el tema y han escrito su propia versión en diferentes formas poemas, cuentos, fábulas, etc.
Esta sencilla historia nos cuenta con pocas palabras que aunque está bien soñar y pensar en tener cosas que no tenemos, pero si deseamos demasiadas cosas podemos quedarnos sin nada. El que mucho abarca poco aprieta. Especialmeñte pensando en los niños, deben aprender a esperar conseguir aquello que deseen a través del esfuerzo y el trabajo honestos.
ESOPO (~VI a.C)
Una lechera llevaba en la cabeza un cubo de leche recién ordeñada y caminaba hacia su casa soñando despierta. «Como esta leche es muy buena», se decía, «dará mucha nata. Batiré muy bien la nata hasta que se convierta en una mantequilla blanca y sabrosa, que me pagarán muy bien en el mercado. Con el dinero, me compraré un canasto de huevos y, en cuatro días, tendré la granja llena de pollitos, que se pasarán el verano piando en el corral. Cuando empiecen a crecer, los venderé a buen precio, y con el dinero que saque me compraré un vestido nuevo de color verde, con tiras bordadas y un gran lazo en la cintura. Cuando lo vean, todas las chicas del pueblo se morirán de envidia. Me lo pondré el día de la fiesta mayor, y seguro que el hijo del molinero querrá bailar conmigo al verme tan guapa. Pero no voy a decirle que sí de buenas a primeras. Esperaré a que me lo pida varias veces y, al principio, le diré que no con la cabeza. Eso es, le diré que no: «¡así! «
La lechera comenzó a menear la cabeza para decir que no, y entonces el cubo de leche cayó al suelo, y la tierra se tiñó de blanco. Así que la lechera se quedó sin nada: sin vestido, sin pollitos, sin huevos, sin mantequilla, sin nata y, sobre todo, sin leche: sin la blanca leche que le había incitado a soñar.
Fábulas de Esopo. Vicens Vives
La Lechera
Llevaba en la cabeza
una Lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado,
que va diciendo a todo el que lo advierte
«¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!»
Porque no apetecía
más compañía que su pensamiento,
que alegre la ofrecía
inocentes ideas de contento,
marchaba sola la feliz Lechera,
y decía entre sí de esta manera:
«Esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero,
y con esta partida
un canasto de huevos comprar quiero,
para sacar cien pollos, que al estío
re rodeen cantando el pío, pío.
Del importe logrado
de tanto pollo mercaré un cochino;
con bellota, salvado,
berza, castaña engordará sin tino,
tanto, que puede ser que yo consiga
ver cómo se le arrastra la barriga.
Lo llevaré al mercado,
sacaré de él sin duda buen dinero;
compraré de contado
una robusta vaca y un ternero,
que salte y corra toda la campaña,
hasta el monte cercano a la cabaña.
Con este pensamiento
enajenada, brinca de manera,
que a su salto violento
el cántaro cayó. ¡Pobre Lechera!
¡Qué compasión! Adiós leche, dinero,
huevos, pollos, lechón, vaca y ternero.
¡Oh, loca fantasía!
¡Qué palacios fabricas en el viento!
Modera tu alegría
no sea que saltando de contento,
al contemplar dichosa tu mudanza,
quiebre su cantando la esperanza.
No seas ambiciosa
de mejor o más próspera fortuna,
que vivirás ansiosa
sin que pueda saciarte cosa alguna.
No anheles impaciente el bien futuro;
mira que ni el presente está seguro.
Félix Samaniego
Cuestionario sobre el poema
1- Decir de otra manera .
–inocentes ideas de contento,
–Modera tu alegría
–y decía entre sí de esta manera;
–sin que pueda saciarte cosa alguna.
2– ¿Cuáles son las inocentes ideas de contento?
3- ¿Qué significa y decía entre sí de esta manera?
4- Una vez vendida la leche, ¿qué va a comprar ? Escribe la lista
5- ¿Qué significa? ¡Qué palacios fabricas en el viento!
6- Utiliza el imperativo en negativo, para aconsejar a la lechera
7- Luego escribe (100 palabras) lo que sucede después de la caída, utilizando consejos. (Pienso que para que como)
8- Inventa un final feliz para la pastora Lechera.
Corrige las frases equivocadas
El poema empieza con una lechera caminando al mercado para vender leche. A la empieza de su camina, ella presta atención a su tarea y está feliz. Pero cerca de la mitad de la historia, ella empieza soñar despierto sobre todo lo que puede intercambiar al mercado por la leche—todo lo que le falte. Ella se hace tan consumida por su ensueño que se olvide lo que tiene y su tarea. Por consiguiente, se cae la leche y al fin ella no tiene nada. Los versos finales del poema enseñan al lector que se debe estar contento con lo que tiene.
La lechera estaba soñando como conseguiría dinero: Primero vendía la leche, luego con el dinero de la leche compraba huevos, de esos huevos nacerían cien pollos, de esos pollos compraría un cochino, de ese cochino sacaría un buen dinerillo, de ese dinerillo compraría una robusta vaca y un ternero
Clase creada por Andrea Gavio
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